
La empresa especializada en la gestión del ciclo integral del agua y filial de FCC, Aqualia, ha desarrollado una nueva depuradora en Hellín (Albacete) que consume entre 2 y 3 kWh por hora, lo que supone un consumo inferior al de un hogar común.
El proyecto europeo H2O20 SABANA hizo posible que se pudiera llevar a cabo esta infraestructura, de 1,2 millones de euros de inversión, que la empresa puso en marcha en colaboración con la administración local.
La nueva depuradora se ha convertido en un referente de economía circular dentro del ciclo integral del agua y una iniciativa de referencia para cientos de pequeñas poblaciones en España.

La importancia de las depuradoras
Las aguas residuales se conducen a una estación depuradora para ser tratadas y vertidas de nuevo al medio ambiente. Con esto, la infraestructura protege a la vez la salud de los ciudadanos y el medio ambiente, al eliminar del agua microorganismos, determinados compuestos químicos y materia orgánica, entre otros.
Entre los problemas que surgen en las depuradoras está la posibilidad de que existan vertidos de agua sobre zonas de alto valor ecológico. Por ello, es necesario continuar trabajando en el desarrollo de soluciones tecnológicas que se adapten a los municipios de pequeño y mediano tamaño.
La nueva depuradora de Aqualia aborda directamente la problemática de la depuración en pequeñas poblaciones, y también en las medianas. La planta supone una apuesta hacia la sostenibilidad del tratamiento de las aguas residuales, especialmente concebido para pequeños núcleos urbanos, en los que este tipo de procesos no existen, o no son lo suficientemente eficientes.
La nueva depuradora de Aqualia
La infraestructura creada en Albacete tiene una capacidad de hasta 1.000 metros cúbicos diarios. Estas instalaciones constan de una planta en la que se tratan las aguas residuales mediante un proceso simbiótico de microalgas y bacterias, utilizando la luz natural del sol. Es decir, se utilizan recursos naturales para el tratamiento de los residuos.
La depuradora cuenta con tecnología desarrollada por Aqualia que permite el tratamiento y reutilización de las aguas residuales y las convierte en bioproductos de alto valor añadido, con un sistema de pretratamiento compacto seguido de una laguna de microalgas de 1 hectárea de superficie, la mayor basada en esta tecnología en Europa, con 4 humedales artificiales de flujo vertical de 50 m2 cada uno, que actúan como clarificadores y con una etapa alternativa para producción de biofertilizantes mediante un sistema de flotación por aire disuelto (DAFAST), tecnología patentada por Aqualia, seguida de una centrifugación para poder concentrar la biomasa previamente a la etapa posterior de hidrólisis.
La depuradora de Albacete tiene una capacidad de agua sobredimensionada. La razón es que la empresa prevé recoger más agua de otras pedanías cercanas en el futuro, evitando de esta manera la necesidad de hacer otra infraestructura similar. Además, Agramón está en la cota más baja, por lo que el agua del resto de pedanías llegaría por gravedad, sin necesidad de bombeo.
Esta es una de las razones por las que la tecnología produce tanto ahorro energético. De hecho, el único gasto energético viene del movimiento de las palas que permiten la circulación del agua. Además, la planta es autosuficiente y no necesita personal adscrito a ella en exclusiva. Por tanto, la infraestructura de Aqualia puede servir de ejemplo para que otras poblaciones similares consigan una mayor eficiencia y un menor consumo eléctrico.
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